Estambul es una ciudad mágica, un metrópoli en la que se mezcla el romanticismo de París con la historia de Roma, todo de una forma exótica.
La ciudad que mira a Europa y Asia desde el punto de encuentro de ambas, aderezada con un clima benévolo que atrae a los viajeros, con lo que se convierte en un escenario perfecto para una cena al aire libre, un entorno de ensueño…
…un sueño que está destinado a continuar vivo. En el barrio de Beyoglu, en pleno corazón de la ciudad, las mesas y sillas no pueden estar en la calle. Una zona llena de vida, dinámica, en la que lo divino y lo mundano se tocan, punto de encuentro de restaurantes y tiendas de lujo. Pero si buscamos una terraza, no vamos a tener suerte… Las autoridades municipales han legislado para eliminarlas, con lo que la propia ordenanza impide su uso en las calles.
Consecuencias económicas
Como podemos imaginar, esta medida supone una notable perdida de dinero para las empresas a partir de julio, mes en el que se pone en práctica la medida. Pero no solo se ve afectado el turismo, que dan miles de puestos de trabajo a camareros, barmans, cocineros,…
Se cifra en que unos 2000 han perdido sus puestos de trabajo. Las autoridades se justifican diciendo que han recibido miles de quejas de transeúntes que no pueden caminar por las calles, y aunque esto pueda explicar porque se ha tomado como un problema, no es comprensible las medidas tan drásticas que se han tomado.
Contramedidas
Conscientes de la necesidad de tomar una estrategia diferente, se están planteando unas medidas para limitar el uso de las calles para las terrazas pero sin eliminarlas.
Por ahora, los restaurantes han sufrido una caída del 80% de su volumen de negocio, lo que ha supuesto un grave impacto a diferentes niveles y sectores. Esperemos que esta medida no se mantenga en el tiempo y encuentren una mejor solución.
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