Todos tenemos nuestras quejas sobre el
transporte aéreo: los asientos son demasiado pequeños, no hay
espacio para las piernas, los baños están mal, el aire es rancio, y
eso sin hablar de la comida. Para muchos, en los viajes de larga
distancia, la comida es el peor aspecto de todos. Pero seamos
sinceros, comida de los aviones ha recorrido un largo camino desde
que aerolíneas como British Airways llevaban sólo té y sándwiches
de carne de vacuno.
Hoy en día se pueden comer platos de
casi todos los países, de hecho, en los últimos tiempos, las
compañías aéreas se han aliado con chefs famosos para llevar a los
pasajeros un nuevo estándar de comida en vuelo. Los aviones
modernos están siendo rediseñados ajustando el equipo de cocina
hasta convertirlos en (casi) restaurantes con estrellas Michelín,
perfectos para llevar sus platos más sabrosos a 35.000 pies de
altura. Las tendencias gastronómicas en tierra también están
apareciendo en los menús de a bordo. El resurgimiento de té de la
tarde hizo su aparición en vuelos de Virgin Atlantic (aunque sólo
en First y Business Class).
El transporte aéreo tiene sus costes, y no estamos hablando de dinero... los pasajeros en vuelos de larga duración suelen estar cansados y deshidratados. El aire de la cabina, literalmente, absorve cualquier sabor, con lo que todos los gustos necesitan ser amplificados. El vino y la comida toman un sabor aburrido, soso.
¿El desafío? Las aerolíneas están reclutando a los mejores chefs para encontrar una manera de crear comidas de calidad que tengan un sabor tan bueno en el aire como lo hacen en tierra, en los mejores restaurantes de todo el mundo. Toda la comida tiene cinco cualidades gustativas diferentes: dulce, agrio, salado, amargo y umami. El umami es único, su sabor no se ve afectado por la cabina del avión. Podemos encontrar esto en alimentos como las espinacas y los champiñones, alimentos básicos en los menús de los vuelos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario