Continua el cierre de aeropuertos o reducción de vuelos

Aunque quizás deberíamos decir el abandono, porque en la inmensa mayoría de los casos se trata de un problema derivado de la no presencia de aerolíneas debido a la escasa o nula rentabilidad por el uso de sus infraestructuras. Un caso especial es el correspondiente al aeropuerto de Castellón, una broma política de mal gusto más que un proyecto serio y planificado.

Pero es que a este caso tristemente famoso, se unen otros con diferentes matices pero con un mismo resultado, pistas sin vuelos. Estas instalaciones son las de Lleida, Huesca y, ahora, Ciudad Real. En la mayoría de los escasos la proximidad a otros aeropuertos de mayor enjundia, el escaso interés de los flujos de viajeros por una región (sea a nivel de ocio o de negocios), los elevados precios, la temporalidad de la oferta,...

A esto se le une una problemática creciente con aeropuertos como los de Girona o Alicante, que apostaron por su crecimiento por una low cost tan poco de fiar como era Ryanair, viéndose ahora entre la espada y la pared ante las extorsiones de esta. Un caso especialmente sangrante es el de El Altet, pues se llegaron a convertir en el cuarto aeropuerto nacional, sin embargo, este hecho que con tanto orgullo aireaban se basó en la irlandesa y las subvenciones. Esto les llevó a creerse la ilusión de que el humo era real y han construido una nueva terminal, solo que ahora se encuentran con un problema: no es del gusto de la bajo coste, tienen que usar pasarelas, con lo que la empresa que aporta más de un 33% de los viajeros dice que se va, dejando unas instalaciones que no encontrarán sustituta a no ser que se sobre subvencionen (no es un destino tan atractivo ni importante, lamentablemente).