lunes, 7 de marzo de 2011

De vuelo en vuelo


Cada vez que echo la vista atrás no me imagino (o no quiero recordar) la vida del viajero hace por ejemplo 15 años, una época en la que aún el hecho de coger un avión era algo al alcance de muy pocos. La llegada de las low cost, y del mundo del bajo coste en general, puso sobre la mesa un mercado mucho más competitivo, mucho más flexible en lo que a tarifas se refiere.

Desde que nos sumergimos en el mundo de los vuelos baratos todo ha cambiado, todo parece ahora más cercano. Se llega incluso al extremo de que puede considerarse tan habitual el hecho de tomar un bus a la provincia vecina con el de tomar un vuelo a cualquier ciudad europea.

Esto nos ha llevado, al menos en muchos casos, a ser auténticos “enganchados” a los viajes. Se convierte en la mejor forma de desconectar, de aprender y evolucionar. Ha pasado a ser un elemento básico de la vida de muchos de nosotros, un elemento sin el cual nada tendría el mismo sentido.

El mundo de los viajes pasó de ser un sueño a una más que posible realidad, sobre todo para quien no tiene lo podríamos definir como necesidad de viajar como un sultán (...ay esas personas que dicen que es imposible viajar mientras derrochan el dinero en el día a día y, como a la inmensa mayoría, no puede pagar un hotel de 4 o 5 estrellas o un resort veraniego...).


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