La irrupción hace unos años de las llamadas aerolíneas de bajo coste o low cost supuso un cambio radical en el mundo del transporte aéreo. Desde entonces el viajar se ha hecho mucho más accesible, pese a que no siempre viajar con las aerolíneas que siguen este modelo de negocio sea lo más económico.
Con ellas podemos descubrir por precios que, con un poco de suerte y sabiendo buscar, nos llevan a descubrir capitales como París, Berlín o Londres por casi nada. En muchas otras ocasiones nos llevan a aeropuertos secundarios desde donde poder alcanzar nuestro destino real por otros medios, normalmente en tren o bus.
Lo bueno de las expansión de estas, a parte de la presión competitiva que ejercen sobre las aerolíneas regulares tradicionales, es que poco a poco van expandiéndose y plantean más y más destinos. Por ejemplo, los vuelos easyjet llegan a ciudades como Tánger, Casablanca o Agadir, en Marruecos, o Bodrum, Hurghada, Estambul y Antalya en Turquía. También nos encontramos con la posibilidad de viajar a S
heik El Salam en Egipto.
Claro que no solo nos ofrecen en Europa las capitales más populares, sino que también podemos llegas a la isla griega de Mykonos, descubrir las maravillas de Croacia o ciudades como Bari o Cerdeña (Italia), Marsella (Francia) Budapest (Hungría) y una lista casi interminable.
Y como cada día es más y más fácil viajar, es algo que siempre debemos tener presentes, por todo lo que supone salir de una rutina y descubrir o redescubrir cosas nuevas.
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